CAPITULO XVIII
Maiko llego llorando a casa, no paraba de llorar.
Su abuela Ishu, le daba una reprimenda de las buenas. Como era posible que Maiko fuera tan irrespetuosa e imprudente, ¿es que no había aprendido nada? No le importaba que estuviera molesta con Pinkie, de hecho, ella más que nadie quería romper esa amistad que, a su parecer, no traería nada bueno a Maiko.
Lo que le molestaba era, que su nieta había quedado a ojos de los demás como la maleducada, la niñata malcriada. Qué pensarían los padres, de ese niño, de la educación, que Ishu, le estaba impartiendo a su nieta.
- ¡Deja de llorar ya!, vas a invitarle mañana, por la mañana, a desayunar, y pedirás disculpas por tu comportamiento.
- Pero abuela yo no hice nada…
- ¡¡Calla niña!! harás lo que te digo, mañana iras con tu padre y le ofrecerás una invitación, hasta acá. La invitación es para toda su familia. ¿Quedo claro?
Maiko asintió
- Y deja ya de llorar… meditaras sobre tu comportamiento, esta noche. A la cama las dos… mañana las quiero perfectas, ¿quedo claro?
Ambas asintieron, esperando que su abuela saliera de la habitación, para seguir llorando. Miku solo miraba, con mucha penita.
- Si quieres te acompaño mañana… - le dijo Miku.
Maiko no responde, seguía llorando, bajo las sabanas.
- Buenas noche Maiko… - dijo triste también con ganas de llorar.
El padre de Maiko escuchaba desde la habitación continua, le rompía el alma ver llorar a su pequeña. Pero ya tenía experiencia con su suegra. Ella se encargaba de la educación en casa, si se metía era peor. Lo único que podía hacer, era llevarla a los sitio que quisiera y comprarle todo lo que pidiera, así estaría feliz.
A la mañana siguiente, Caleb acaba de cambiar los boletos del vuelo. Mañana volverían a casa.
Con Leona ya totalmente consiente, y recuperada, intentaba hacerle recordar que había sucedido en aquel templo, pero no había nada que ella recordara de esa noche. Solo tenia pequeños "flasbacks" de un sujeto, y de sentir mucho miedo. Si sabia lo que había hecho, las imágenes le venían como un sueño y tenía un conflicto moral por ello.
Cobain también estaba de mucho mejor humor y Caleb estaba mucho más tranquilo, Leona parecía estar bien, no tenía nada extraño aparte de su resaca moral y la amnesia. Quedaba claro que tenían que averiguar qué había pasado en aquel lugar, pero al menos estaba feliz sabiendo que su chica estaba ahí, con él, bien como siempre.
Pensó que sería buena idea ir a dar un paseo por el bosque de bambú y luego comer en algún restaurante local antes de volver y preparar las maletas. A Leona le pareció buena idea, tenía que admitir que se sentía encerrada y después de todo quería conocer la ciudad, al menos un poco.
Estaban en sus momentos más ñoños, aprovechando que Cobain aun dormía, cuando sonó la campanita de la entrada.
- ¿Quién será ahora?
- Seguramente es la chica de ayer. Anda, abre quiero conocerla bien - le dice Leona curiosa.
Afuera esperaban Maiko con su padre y Miku.
A Caleb le pareció raro, reconoció al hombre, fue uno de los "testigos" que le contó lo que había sucedido en el bar, aquella noche que salió a buscar a Leona. No podía ser posible que vinieran por eso, para que traería a las niñas con el, si iba a tocar el tema?…
- Buenos días, Señor – Dice Maiko muy cordial y respetuosamente – Mi nombre es Maiko Tanaka y este es mi Padre Toronaga. Ella, es mi prima Miku. Ambas somos amigas de Cobain y me gustaría invitarle a él, a usted y a su esposa, a mi casa para desayunar y tomar un té.
Caleb tenía los ojos como platos, en la vida había visto a Cobain con amigos en casa o recibiendo invitaciones y aquí no paraban de invitarle a todos lados. ¡Y todas chicas!
- bueno, es que Cobain está durmiendo aun, mientras el niño se levanta y se prepara… pues no se… no quisiera hacerles esperar ni causar molestias.
- No es molestia – hablo esta vez Toronaga, ahora mismo vamos a comprar algunas cosas en el mercado, estaremos ahí un buen rato. A mi hija, le hace mucha ilusión, pocas veces tiene el placer de conocer a alguien que viene de tan lejos. A mí también me apetece una buena charla con gente del otro lado del mundo.
- Iremos, será un placer… estaremos listos y le esperaremos, justo en la plaza. Voy a despertar a Cobain – dice Leona, con toda la autoridad que le es posible.
Caleb no tenía más que decir, ya Leona había decidido. Simplemente sonríe, pues sí, si que ya volvía a ser la misma de siempre, si señor.
No eran los planes que tenía en mente (sobre todo en el sofá, antes de que sonara el timbre), pero al menos sería un día tranquilo… que podía salir mal con esta gente?
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