CAPITULO XIX
El día era hermoso, Maiko deleitaba a los presentes, con sus dotes de canto, mientras todos tomaba un té y comían bocadillos. Caleb hablaba Japonés perfecto, pero Toronaga, pese a que le costaba mucho, prefirió que hablara su idioma para practicar. Así que hablan, al fondo, sobre el arte culinario de ambas culturas.
Cobain contaba su experiencia y su gran victoria, en la pista, con su snowboard, Miku escuchaba impactada. Ella no le tenia miedo a nada sobrenatural, ni fantasmas, ni demonios ni nada de eso, pero bajar de una montaña a toda velocidad, tirarse de paracaídas, escaladas y demás le aterraban, no podía entender como había gente que encontraba eso divertido.
Leona solo observaba, no se sentía mal pero tampoco tenia muchos ánimos de fiesta. Disfrutaba mas de la tranquilidad que le daba el sonido del estanque y el buen tiempo. Ishu por su parte, estaba ahí, sonriente, muy amable, pero no entendía ni media palabra de lo que decían. Maiko intervenía, como traductora, cuando su abuela quería decir algo o se dirigían a ella.
Su cara tenia aspecto de estar tranquila y contenta, pero la verdad, estaba enojadísima por dentro. Los extraños no le gustaban ni un poquito. Tenia que aguantar.
Ya después, de haber comido, los chicos se levantan, para ir a jugar, pero Maiko que aún estaba triste, le hace unas señas con la mirada a Miku para que esta, se vaya. Ella entiende perfectamente y se queda charlando con Leona sobre una de sus mil historias.
Ya a solas, Maiko le pide disculpas a Cobain por su comportamiento de ayer. Le dice que se sintió un poco dolida. Pinkie es su mejor amiga y, ella, sentía, desde que el había llegado, la había hecho a un lado y eso la ponía triste.
- ¿Todavía siguen molestas? – pregunta Cobain
- Yo le llame, para invitarla también, y no me contestó. Luego le he escrito, pero solo me respondió que NO y que la dejará en paz. Supongo que sí seguirá muy enfadada conmigo – dice Maiko muy triste, toma un respiro y continua…
- Sabes Pinkie es la única persona que no ha hablado, de mi madre, como una loca. Mi abuela no para de repetirme que los demonios se llevaron, a mi madre, por no comportarse y seguir su destino. Nunca me habla de ella, es más, pareciera que le molesta que toque el tema. Mi padre tampoco me dice mucho, solo se que mi madre tenia una enfermedad y era muy difícil comprenderla. A veces tengo miedo… y celos. Veo a Pinkie, con su mamá, y están siempre contentas. Mi abuela dice que es una mala madre porque siempre la deja abandonada y no le enseña las tradiciones y buenas costumbres como es debido… pero, si eso es verdad, ¿Por qué es tan feliz y yo me siento tan triste?
Hace una pequeña pausa, para aguantar las ganas de llorar de nuevo. Pero no puede, empezó a llorar a moco tendido una vez mas.
Cobain no sabe que hacer, esta nervioso, y se pregunta que se supone que debo hacer. Se le acerca todo tímido, para decirle que no llore, y recuerda que, su papa, siempre le dice que todo pasa por alguna razón. Empieza a sentir pena por ella el tambien. Pinkie tenía razón, era una chica que lo tenia todo, pero lo único que ella quería era una mama que le acompañara y la alegrara.
- Estoy seguro que a Pinkie se le pasara y seguro te escribirá, y no te preocupes, yo, ya me regreso mañana – dice intentando bromear y arreglar la situación.
Maiko deja de llorar y aun con la respiración agitada se seca las lágrimas.
- Por favor, no digas que me has visto llorar, si mi abuela se entera seguro me regaña otra vez.
- ¿Y porque te va a regañar por llorar? – Cobain muy extrañado.
Maiko se encoge de hombros y vuelve a poner su postura de niña perfecta.
- Me gusta mucho tu familia – termina con una medio sonrisa.
Ishu ya estaba molesta, se suponía, iba ser un desayuno y ahí llevaban casi todo el día. Se sentía como una estúpida, sin entender nada, y su nuero hablando un lenguaje que no le pertenecía…
- ¿Pero en que esta pensando!?
Estaba harta, el exceso de confianza por parte de estos extraños era inaceptable. ¿Y a todas estas, donde estaba su nieta? Al menos tenia que agradecer que se estaba comportando. Que hiciera amistad con ese niño, era importante. Era lo único que importaba.
Caleb estaba intranquilo, no sabia si era la paranoia o si, en verdad su instinto le estaba avisando de algo. No podía negar que la estaba pasando bien, el lugar estaba acogedor y le agradaba mucho Toronoga.
De su suegra, Ishu, no podía decir lo mismo. Había algo en ella, que le inquietaba: “tal vez sea la mala ostia que lleva encima?” pensaba.
Llevaba un rato intentando “leerla”, buscando algo en su aura, pero no encontraba nada. Lo que le obsesionaba, era que, por alguna razón algo lo bloqueaba. Como si hubiese una fuerza externa que no le permitía mirar mas allá.
Iba caminando por el hermoso jardín, metido en sus pensamientos, cuando de repente se detuvo, ahí en una pequeña elevación del jardín había una especie de santuario. Parecía normal, como muchos otros que había en el pueblo, pero este, no sabia como explicarlo… era como si latiera, como si estuviese vivo.
Caleb observaba, no sentía nada mágico en él. Pero sentía algo similar a esa extraña “llamada” que también sintió, en aquel templo perdido, en medio de la montaña. Una vez más quedo como hipnotizado mirando el pequeño santuario, de hecho, entre más lo miraba, más parecido le encontraba a la estructura con aquel templo. Caleb se perdía… poco a poco….
- Es la tumba de mi hija…
“Pero ¡¡qué coño!!” - Caleb pega un brinco y vaciló... ¿Cómo era posible que esta mujer le agarrara tan desprevenido, como es que no la sintió acercarse!!?
- Mi pobre hija sufrió mucho en vida. Espero que ahora este tranquila, este era su lugar favorito decía que le daba paz.
- ¿De que murió? – pregunta Caleb volviendo adoptar su actitud impasible.
- Suicidio – la actitud de Ishu le inquieto, no parecía tener tristeza ni remordimiento, de hecho no parecía sentir nada.
- Era esquizofrénica, ya tenía ataques severos de niña, de mayor parecía haber mejorado, tomaba sus medicinas y aplicaba sus rutinas, hasta que se enamoró. Poco a poco volvieron sus ataques. Al principio muy sutiles, a veces más graves, pero eran controlables. El problema fue mayor cuando quedo embarazada, teníamos que amarrarla porque ella buscaba lastimarse y sobre todo a la bebe, a mi nieta, ella en su cabeza, pensaba que tenía un demonio adentro y debía de sacarlo. Toronaga tuvo mucha paciencia, intentaba calmarla, de hacerle entender que se trataba del bebe de ambos, que era algo natural. El día que nació Maiko, no quiso ni tocarla. Un día Toronaga la encontró intentando asfixiar a la niña. Fue la gota que derramó el vaso. El cogió a la bebe y la llevamos lejos para protegerla. Tuvimos que mantener encerrada a mi hija, ya estaba fuera de control… al final no aguanto, y se quitó la vida.
Caleb callado, en un momento normal hubiese dicho lo siento o mostrado alguna empatía. Pero estaba claro que Ishu no necesitaba de eso. ¿Qué persona normal habla tan fríamente de ese tema, y más si se trata de un hijo?
- Al final, todo es así - continuo contando, tranquila - Todo acaba. Nada es para siempre, somos tontos cuando pedimos que algo dure, pero somos aún más tontos creyendo que por ser inmortales no perderemos nada - Ishu termina con una sonrisa.
Caleb, alterado, entiende que ella lo sabe… sabe que el y toda su familia son vampiro. Una vez mas le coge desprevenido.
No dice nada, no hay mas nada que decir, lo último, le pone fatal. Esto no era una invitación normal, no fue nada casual, fue planeada. Estaban ahí porque Ishu quería que estuvieran ahí… ¿La pregunta era por qué? ¿Por qué molestarse en descubrirse con Caleb? y lo mas importante y perturbador… ¿Quien coño era Ishu!?
Lo grave, es que Caleb seguía sin poder sentir nada de ella… ¡¡NO PODIA VER SU VERDADERA FORMA!!….
Al final, tenia razón, no eran paranoias de él. Una vez más su instinto no se había equivocado. Tenían que irse. Que feliz estaba de saber que mañana temprano estarían cogiendo un avión, lejos de ese lugar.
Los chicos estaban del otro lado de la casa. Miku como siempre con sus teorías conspiranoicas de cualquier bicho raro que se inventase en el momento. Cobain se divertía mucho sobre todo cuando hablaba de vampiros “porque nos ven así!?”
COBAAAINNNN – escucho que le llamaba su padre con prisa.
Los chicos salieron corriendo al escuchar la llamada, en eso recibió un mensaje de texto. Era de Pinkie.
Cobain, por supuesto, se emocionó
Que no le dijo nada? Pero, si me dijo que estaba triste porque eso, porque no quería venir a verla. Cobain comenzó a molestarse, uno de las dos mentía y ya eso, a el, no le gustaba.
Miraba a Maiko y pensaba, porque iba a mentirme y más después de haberme contado lo que sentía por su madre. Eso también era mentira? O era verdad a medias? Estaba confundido, tampoco entendía porque Pinke le diría mentiras. Si seguía enfada con Maiko porque no se lo decía…
COBAAAIIIN…. POR FAVOR – volvió a llamarle Caleb cada vez más irritado.
Cobain fue hasta allá y también se le notaba enfadado.
- Podemos irnos ya, no quiero estar aquí…
Leona no sabia de la conversación entre Ishu y Caleb, aunque si sabía que algo pasaba por que, este ultimo, estaba con los nervios de punta y era muy raro en él. Vio que su hijo también estaba enfadado
- ¿Todo bien?
- No, creo que me han dicho mentiras durante toda la tarde - Maiko escucho y se petrifico, cuando le escucho.
- Podríamos dejar esta charla para después… por favor!!! – termino Caleb ya saliendo de su calma eterna.
Toronaga estaba ahí, viendo todo, pero instantáneamente miro a Maiko, y por cómo estaba intuyó que algo tenia que ver, en la situación tirante, ya la conocía. No dijo nada, no quería un escándalo en su casa con invitados y mucho menos que la abuela se enterara.
Este se despidió avergonzado, no sabía que estaba pasando en su propia casa.
Ishu, los vio partir, desde la pequeña colina...
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