CAPITULO XXV
Leona había escuchado también a alguien revolotear por el techo. Se asusto, de alguna manera, sin saber como, le reconocía. Se paseaba agitadamente de un lado a otro de la habitación.
Cobain por suerte estaba ya súper dormido, costo que lo hiciera porque no paraba de preguntar cosas sobre “su abuelo”.
Sabia que algo había pasado, aunque no parecía, estaba nerviosa también, Caleb le había contado sobre Ishu; y que ya no escuchara a nadie hablando, en el salón no la tranquilizaba, y seguía escuchando ruidos en el techo.
En eso apareció Caleb, ya no podía mas, estaba destruido, el estrés, Aemon y sus ganas de controlarlo todo otra vez, lo quebraron.
Era la primera vez que lo veía así, Caleb ocultaba muy bien sus emociones, pero ahora le era simplemente imposible.
Caleb corrió abrazarle… “estaba llorando?”
No dijeron nada, solo querían irse de ese maldito lugar.
En algún otro punto del mapa, no tan lejos, Aemon seguía una guerra silenciosa. Habían pasado horas, de hecho, estaba a punto de asomar los primeros rayos del sol.
A el no le preocupaba, si bien no tenía las mismas capacidades, el sol no le afectaba. De hecho, fue el quien había ensañado a Caleb lo de hacerse “inmune al sol”. Era una de sus especialidades. Lo que no podía era asegurar lo mismo de su rival, tantas horas observándolo le dejaron descubiertas pequeñas cositas, aunque aún no podía entrar en su mente, sabia que dentro de esa imagen calmada empezaba a notarse una pequeña ansiedad. La conclusión fue que a ese, le era preciso irse antes de amanecer.
El plan que ideo fue, en base a eso, si tenía que esperar esperaría hasta que saliera el sol, lo haría arder.
De pronto lo vio, el pequeño movimiento que esperaba, el encapuchado por fin iba atacar. La verdad fue rápido, era muy rápido…
Pero no para Aemon, esperó a que se acercara confiado de que le cogía por sorpresa “Demasiado lento” – dijo con una pequeñísima sonrisa…
El otro, en efecto pensó que lo tenía… pero nada más lejos de eso.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Aemon se levantó y lo cogió por los aires y para más sorpresa de su atacante, no pudo reaccionar y más porque Aemon lo lanzó con fuerza hasta el otro lado.
Tras el intento fallido, la única opción era huir… pero el vampiro tenia razón, era muy lento. Este se acerco con toda la arrogancia que le caracterizaba, la victoria era totalmente suya.
Le cogió por el cuello y le quito la máscara
Realmente iba a dejar que el sol se hiciera cargo… pero era demasiado tentador. Por mas que sea, era un antiguo, su sangre y fuerza vital eran poderosas, Aemon no pudo resistirse.
El nuevo plan era la Diablerie, el acto mas horrendo de un vampiro, le adsorbería no solo toda la sangre, sino incluso su alma. Para los "cainitas", esto era lo mas vil que podía hacer uno vampiro. Para Aemon, no era más que un costo insignificante a cambio de más poder…
Su víctima no paraba de forcejear para evitarlo, su existencia estaba en peligro, iba a desaparecer; empezaba a desfallecer, ya no tenía fuerzas para seguir resistiéndose… Aemon no se detuvo…
Vacío todo su cuerpo, tomo un respiro, estaba en el más puro éxtasis, era orgásmico…
Ahora había que terminarlo, una vez más le mordió, ahora con más fuerzas que antes, ahora le quitaría su esencia, su alma…
Y para asegurar bien el trabajo. terminó quitando la cabeza del cuerpo. Aemon había vuelto…
Solo quedaba un asunto pendiente, para terminar… todavía debía una visita
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