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AEMON BATORI




CAPITULO XXII




Cobain esta súper contento y vigorizado, se siente en las nubes, reta a su madre para una partida en la consola y le asegura que perderá.

Leona y Caleb ya habían hablado sobre lo sucedido en aquella casa. Ambos estaban preocupados. Decidieron no contarle nada más a Cobain, al menos por el momento. El niño no tenía por qué llevar este tipo preocupaciones. Si necesitaban contar algo, lo harían, pero primero debían entender, ellos, lo que estaba pasando.



Caleb los veía jugar, le encantaba pasar el rato viéndolo a los dos, no se había dado cuenta hasta ese momento que eran sus tesoros más sagrados y no sentía que no sabía como protegerlos. Era algo que le daba mucha impotencia. Todo esto le había cogido desprevenido.


El siempre había solucionados sus cosas solo, era más fácil porque era él y más nadie. Pero esto se le empezaba a salir de las manos… Eso era lo que lo tenía cabreado, tenía el presentimiento que daba igual que salieran de ese lugar, esto, apenas empezaba. Esto era algo que les seguiría el restos de sus días.

“Somos tontos creyendo que por ser inmortales no perderemos nada”.


No dejaba de pensar en esas palabras, ¿Qué coño quería decir esa mujer con eso?

Caleb era un pacifista integro, se había ganado el desprecio de muchos en la Camarilla por sus ideas, pero que alguien les hiciera daño a sus tesoros, le hacía despertar eso que, tanto tiempo, le costó dormir en su interior. No quería ser esa clase de vampiro otra vez. Pero ardería el mundo si le tocaban a su familia.



Estaba tan metido es sus pensamientos y visiones asesinas que no se dio cuenta de que no estaban solos. Una cuarta persona llevaba rato en la casa y él aun ni se había enterado…


El espiritu se le va del cuerpo con solo verlo ahí, plantado en el salón. Aemon Batori estaba ahí, había despertado y no tenía cara de buenos amigos.

No era precisamente la persona que más deseo tenía de ver en ese momento…

- Ahora que tienes mierda hasta el cuello, te vas a dignar, por fin, a contarme que está pasando.

- A ver… Aemon, están pasando un montón de cosas pero intento mantenerlo controlado, es solo q….


- Controlado dice – se mofa - de verdad me estás diciendo que está controlado….

- No lo tengo controlado, intento tener todo esto controlado, pero se me está yendo de las manos...

- Claro que se te está yendo de las manos porque no tienes nada controlado!!. Llevas siglos con tus filosofías e ideas absurdas para intentar en vano alcanzar la Golconda, y lo único que veo frente a mí, es un vástago débil que no ha podido contralar ni a su propia chiquilla. Has querido jugar a ser un humano y ahora ni eres humano, ni eres vampiro.


- Caleb ni siquiera has podido sentirme, llevo más de una hora aquí y todavía enfrente de tus narices te ha sorprendido verme!!. Como coño se te ocurre pensar que lo tienes controlado. Sin contar que todo este desmadre ha sido, tu culpa, desde el principio, por tu descuido, tu mujer se ha dado un festín delante de todos, era de suponer que más de uno notaria su presencia. ¡¡La de todos!!


Caleb calla, no dice nada, otra vez se siente pequeñito delante de Aemon…


- En fin… ¿Qué es lo más grave y urgente para resolver?

- Lo primero es saber que le han hecho a Leona con aquel ritual, he preguntado pero..

- A quien has preguntado?

- A L.Faba, ella y sus colegas esta….


- ¿L. Faba!?… ¿le has preguntado a ese duendecillo chiflado antes que a mí? – Aemon suspira todo indignado – ...te dijo algo, al menos.

- No, dijo que ni ella ni los demás Sabios, sabían nada, que segurament…

- ¡¡POR SUPUESTO QUE NO SABEN NADA, CALEB BATORI!!

- ¿Y entonces según tu, a quien se supone que iba a buscar!!? – dice al fin Caleb ya irritado, y también alzando la voz.

- A MI…. Debiste haber empezado por mi.



Aemon se calla, escucha bajar a Cobain por las escaleras. Este lo había escuchado y salió corriendo emocionado y nervioso a conocer por fin a “su abuelo”. Leona venia detrás, también escucho la discusión, quería ir abrazar a Caleb, pero con Aemon ahí, pensó que no era el momento más oportuno, solo se sentó al lado de él intentando darle apoyo. Su cara lo decía todo.



Aemon, también estaba intrigado, un vampiro “vivo”, un hijo del Puerto Gélido. Había conocido ya a algunos, en su larga no-vida, pero incluso para él, era rarísimo encontrar a uno. Tenía muchas ganas de conversar con el niño, pero en ese momento había algo más importante.

- Leona, por favor… - le ordena pararse al frente de el.



Leo, obedece sin vacilar. Estaba bastante nerviosa con Aemon. Este usó uno de sus poderes sobre ella, quería ver sus recuerdos y revisar su aura. Leona chilla, sentía como le dolía el cerebro. Aemon se detuvo, al ver que no podía conseguir nada de ahí.


- Creo que es hora de ir con tu madre a dormir, niño – dijo básicamente dando una orden. Ambos subieron, ni Cobain tuvo ánimos de protestar.



Ya a solas, Aemon se sienta…

- A Leona le han borrado los recuerdos, no hay manera de recuperarlos sin hacerle daño y dejarla como un vegetal. Ahora tú, vas a enseñarme lo que viste en ese lugar…

A Caleb no le hacía mucha gracia que hurgara su cabeza, sobre todo porque los métodos que usaría con el, sería más dolorosos. Pero no había otra…. Tampoco se podía negar.




 



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