PRELUDIO 6

Cobain en SU playa, relajado, llevaba ya días trabajando con su padre para poner habitable el viejo almacén industrial de la isla. Desde esa vez que volvió la casa, tenía algo muy claro. Quería su propia casa, su espacio.

- ¿no es poco grande para un niño?

- no habrás pensado que me iba a meter en un hueco... ¿oh sí? – Cobain que ve a Ankar acercarse.

- ¿al menos lo has comprado tu?

- no, me lo regalo mi abuelo...

Ankar se ríe

- .........pufff, Caleb debe estar chillando, le han quitado el puesto de favorito.

Cobain lo mira de reojo, el comentario le paree tan fuera de lugar que le molesta.

- aun así, con semejante edificio, prefieres quedarte aquí afuera...

- me gusta estar aquí, siempre lo hacía. Me gusta ver el horizonte y esperar que amanezca.

- Jamás he entiendo esa maldita obsesión de la gente por el mar – Ankar que solo con la arena ya se pone tenso.

- ¿será que hay algo que te guste Ankar?... que no sea joder, por supuesto.

- soy un viejo amargado, que más se puede hacer.

- ¿a qué se debe tu visita?

- nada, vengo de casa de tus padres. Venia hablar con Caleb, pero el muy malcriado sigue cabreado conmigo, así que perdí mi tiempo. Tu madre me dijo que estabas aquí y pues nada... ya que estoy, porque no darme la vuelta. Ya que no me invitaras jamás.

- ¿de verdad le has dejado encerrado todo un día en una prisión mágica?

Ankar no responde, pero se ríe, con una mueca de “oops!”

Cobain se ríe con el:

- Eres un cabron.

- no sé de qué se queja, le he hecho cosas peores. Es un dramático.

- curioso que él diga lo mismo de ti.

Ankar se encoge de hombros.

Ambos se quedan un rato viendo las olas. Hace un tiempo excelente.

- vengo a… despedirme, por así decirlo – Dice por fin el Tremere.

Cobain le ve extrañado

- ¿te vas? ¿vas a dejar tus dominios?

Ankar resopla ante el comentario.

- no seas ridículo, aunque quisiera no puedo irme de aquí, soy un maldito esclavo. Al igual que tú ahora mismo. Esa marca que llevas en la mano, no es un premio, es solo una insignia para recordarte que ahora oficialmente eres un esclavo, no solo de la Camarilla, sino de los antiguos.

Cobain se mira la marca, aun no se acostumbra.

- también significa que ya no necesitas una niñera.

- y también significa que ahora si me puedes matarme, si quieres.

- y tú a mi....

De nuevo hay silencio, solo se escuchan las olas

- ¿vas a explicarme que fue lo que paso aquella noche en el claro? – Termina preguntando Cobain.

- no creo que tenga que explicar nada, tú estabas ahí

- por eso mismo, vi que esa cosa te conocía muy bien, Ankar. Se hecho, no para de darle vueltas. Tu sabía lo que iba a ocurrir… o equivoco.

- pues claro que lo sabía, idiota... sino no hubiese estado ahí

- ¿y el haber dejado ir a la bruja?

- eso es lo que quiere creer tu padre. Yo estaba haciendo mi trabajo, nada mas

- ¿el trabajo para quién?

- joder macho... sí que te has tomado en serio tu papel, de Alastor. Aunque lo estás haciendo mal, si quieres sacar información a tus victimas esta no es la mejor manera…

- y una polla Ankar, otra vez estas desviando el tema

- Mi trabajo era cuidarte, y eso he hecho. Estas aquí, sano y salvo, y con una marca en la mano. Si vas a meterte en esto, tienes que entender que hay que embarrarse y esperar. Tu padre es un desesperado, tiene esa maldita necesidad loca por controlar todo y hacer las cosas ya, como si el tiempo se le fuese acabar, haciendo las cosas a su manera… Así no se juega. No importa que tan buen cazador seas. No estas cazando al ganado, estas cazando a otros que también lo hacen y probablemente mejor que tú.

De alguna manera, Ankar termina contándole anécdotas y experiencias de lo largo de su no- vida. Como afirmaba el, explicándole como funciona el sistema. Cobain escucha... la verdad es que le viene de puta madre, escuchar las experiencias de Ankar le hacen recordar que no sabe nada de nada.

Después de todo, a pesar de que sabia que era un desgraciado y paraban de decírselo, Ankar le había salvado la vida, incluso le a enseñado. No puede odiarle. De alguna extraña manera le ve como un amigo, y mas ahora que parecía por fin se le soltaba la lengua hablando de el y su vida personal. Esto nunca lo hacia.

Y ahí estuvieron toda la noche hasta que no hubo más que hablar. El cielo comenzaba aclarar.

Ankar, así sin más se levantó y se fue.

A Cobain le dio cierto pesar, ahora mismo podía pasar cualquier cosa con Ankar. De alguna manera sentía que iban a terminar otra vez en medio de una batalla. Solo esperaba que no fuera para enfrentarse a él, para matarle.

Habia crecido y todo había cambiado, no solo él. Eso lo tenía intranquilo.

Al menos había una cosa que seguía siendo igual, podía seguir viendo el amanecer desde SU playa. ¡¡Este placer, no se lo quitaba ni dios!!

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CAPITULO XXXVIII