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COBAIN BATORI

CAPITULO II



Cobain Batori, hijo de Caleb y Leona Batori, un vampiro puro, un hijo de Puerto Gélido.



Casi dos años habían pasado desde que volvió de unas vacaciones, con sus padres, al Monte Komorebi. Desde ese momento nada en su vida volvió a ser igual. Sus padres se esmeraban, por intentar, que llevara una vida normal, pero era imposible con la ida y venida de magos y vampiros a su casa, las pesadillas de su madre y el peso, que comenzaba sentir, al darse cuenta, que él, no era humano… pero que tampoco era un vampiro.


Cobain se había convertido en un adolescente disciplinado gracias al riguroso control de su padre. Todas las mañanas salía a trotar antes que saliera el sol, corría hasta una de las tantas playas que había en la isla y se sentaba ahí a esperar ver el amanecer. Era algo que quería hacer siempre, sabía perfectamente que llegaría el día en que no pudiera hacerlo, le aterraba solo pensarlo, ya había visto las consecuencias de la ansiedad de un vampiro y no quería llegar a eso. Mientras pudiera venir y ver el amanecer lo haría sin interrupción.


Pero claro, como un Cobain adolescente vivía la fase del “incomprendido”. Primero, el movimiento y la charla con extraños sobres poderes místicos, Camarilla, brujos, vampiros etc., le agobiaban. Cada vez era más el tiempo que quería estar fuera de su casa que en ella.



El intentaba estar de buen humor, de hecho, aceptó ayudar a Leona, con su trabajo, sentía que así podía pasar más rato con su madre y además le gustaba porque eran momentos "normales" en que la veía distraída y hasta contenta.



Claro, al principio, le cohibía, un poco, estar ahí plantado delante de la cámara, sin más, pero luego de unos consejos y un poco de “venga, vamos ya” incluso comenzó a gustarle el trabajito.



Luego estaban las charlas de preparación para la Universidad, que ya recibía y, que honestamente, con el estrés que llevaba encima ni ganas tenia de estudiar. Y Luego, por supuesto las hormonas de la edad.



Cobain, tenía meses intentado comunicarse con Pinkie, no entendía, que había pasado, un día hablaron, hicieron planes, todo perfecto… y al otro día ni rastro, Pinkie había desaparecido. Dejo de contestar mensajes, las llamadas solo caían en buzones de voz y los “emails” parecían quedarse ahí sin ser vistos. No lo entendía, a ver, podía imaginar que Pinkie había perdido el interés, pero porque no decírselo, sería que se había enterado de alguna manera, de su naturaleza vampírica y por eso el silencio tan repentino.



Un día, escuchó a sus padres hablando sobre un viaje que debían hacer y lo que oyó no le gusto ni un poquito:



“Ha pasado mucho tiempo y no podemos seguir esperando, Caleb. Debemos ver que haremos con Cobain, he pensado que podría quedarse con Fernando, podría venirle bien, después de lo ocurrido con Víctor, podría hacerle compañía después de la pérdida de su hijo”



“De verdad están pensando dejarme aquí tirado!!?... porque no se les ocurre siquiera preguntarme si quiero, o no, ir? Hasta cuándo van a seguir pensando que soy un niño y cuando me contarán las cosas como son!!”



Estaba realmente enfadado, y al igual que su madre, no le gustaba nada guardarse las cosas y de manera intempestiva preguntó:


- Mama, cómo es que no me han contado nada sobre ese viaje!?...


- Cielo, sobre el viaje, es algo que ni nosotros mismo tenemos idea de que, y como, lo haremos.



- Pero el plan está ahí!!, además, que ya, hasta planes tienes, de donde y con quien dejarme tirado!!, lo único que siento es que me están haciendo a un lado, su supone que éramos un equipo, porque yo no estoy en ese juego!!? Estoy cansado de ir entre las sombras intentando escuchar cada vez que dicen algo, o peor aún, me tengo que enterar por un extraño, es que si no fuera por Ankar no sabría ni donde estoy parado…



- Ya tu padre te ha dicho que no, le gusta, tengas contacto con el.


- Y que se supone que hago... al final parece que es el único interesado en contarme lo que ocurre, sino fuera por él, no me entero de tus sueños locos.



- Coco, sino te contamos, no es por desconfianza, solo que no queremos preocuparte. Y no podemos contarte más, porque tampoco nosotros sabemos que ocurre; a mí me gustaría, más que nadie, en el mundo, que esto termine, y sin embargo hago un esfuerzo descomunal intentando que no me afecte, en el día a día, como crees que voy a contarte, algunas de estas cosas, cuando sé que te ponen mal. De hecho, pasas más tiempo con tu tío en Sulani, que aquí.



- Al menos, con el, no tengo que estar escuchando teorías conspiratorias sobre demonios y vampiros.



- Ves, entonces de que te quejas, quieres saber cosas, pero me dices que estás cansado de escuchar del tema?... no entiendo cuál es el punto al que quieres llegar.



- El punto es, que si no hago un berrinche no me entero de nada. Solo pido que me cuenten las cosas y dejen de estar susurrando como si yo no existiera en esta casa.


Leona sonríe: – de acuerdo



- Y además... te lo digo desde ya, lo he pensado seriamente y no me interesa ir al instituto, voy a ir con ustedes a buscar ese fulano mago.


Leona le mira, ahora seria, prefiere, de momento, no avanzar en el tema.



- Eso lo decidirá tu padre, si tienes algo que decir, sobre eso, es con el con quien tienes que hablar.


- Sabes que mi padre me dirá que no. Necesito que me ayudes a convencerle!!


- Si lo hace, sus razones tiene... y yo estoy de acuerdo con el.



- Pero... grrrrrr - termina levantándose, de la silla, como un tornado... - porque me siguen tratando como un niño? Que tengo 15 años, joder!!



 



Leona al siguiente día llamó a su hermano; después de la conversación con Cobain tuvo dos cosas muy claras. Cobain tenía razón, todo el tema le estaba abrumando y no era justo que viviera con ese estrés continuado y segundo, era inaceptable que pensara siquiera abandonar los estudios por la razón que fuese.



Leona, había pensado en Fernando para ayudarle a superar su duelo, pero, hasta ayer, no se había dado cuenta que para Coco, no era lo mejor. Fer, no era un mal cuidador, pero podía ser muy permisivo, y Cobain ahora necesitaba una mano estricta sin que así lo pareciera. Así que la mejor opción era Chelo, un tío, que no tenía nada que ver con vampiros, además estaba muy involucrado buscando voluntarios que le ayudaran con su proyecto en Evergreen y, finalmente, Cobain ya había dicho que le gustaba pasar tiempo con él.



Leona le cuenta, un poco, sobre el viaje a realizar, y le pregunta si tendría problema en quedarse, esa temporada, con Cobain. Chelo escucha, sabe que su hermana no le está contando toda, pero él prefiere no preguntar.



Y sobre Coco, encantado. De hecho, podía empezar a ir, desde ya, los fines de semana e incluso podría llevarlo también, a su casa en Sulani, en las vacaciones navideñas; total el mar siempre le va bien a cualquiera.



Cobain iba a estar en buenas manos.



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