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CALMA



CAPITULO V

Ya en Japón y las vacaciones de los Batori, van increíbles. Cobain no puede de la felicidad que lleva. Es un diablillo inquieto y las actividades que le ofrece el Monte Komorebi, son vida pura para él. Está seguro que volver a casa le parecerá un bodrio después de esto.


Quiso probar la escalada pero los guarda-parques, se lo prohibieron por ser “muy peligroso”. Así que tuvo que conformarse con el snowboard, que para le iba mal, desde que supo que lo haría, no paraba de hablar de ello. Nadie podía negar que tenia una agilidad casi sobrenatural, unas pequeñas instrucciones y algunos sustos, y ya estaba listo. Como si lo hubiese hecho toda la vida.


Además, ha hecho amistades con alguno de los chicos y chicas locales. Sabían hablar el mismo idioma que el, por lo que era bastante fácil socializar con ellos.


Caleb esta extrañamente relajado, disfrutaba plenamente esos paseos en familia. Muchísimo tiempo atrás, vivió una larga temporada por estas tierras y se siente bien recordándolo con Leona y Cobain. Leona, disfruta… pero no lo está llevando del todo bien como sus dos chicos.



Desde hace ya varios días, se siente como enferma, incluso antes de planear venir a Japón y no tiene idea de que es exactamente, lo que le pasa. De repente tiene mareos e incluso ataques de ansiedad, muchos de estos síntomas los sintió por primera vez, al enterarse que estaba embarazada de Cobain, le entro un pánico tremendo el solo pensar que tendría un bebe, pero esos ataques habían parado después del parto, o eso parecía.


Ahora volvían y cada vez con más intensidad, había podido controlarlo todo este tiempo, pero cada vez le era más difícil y ya comienzan afectarle físicamente. Se le revuelve el estómago, los mareos son insoportables y tiene unas ganas de devorarlo todo. Por momentos pensó que estaba nuevamente embarazada, pero todos los test dieron negativos.

Lo único que le queda es meditar, tenía tiempo que no lo hacía, la meditación la relaja, le ayuda y siente que le devuelve la calma… pero no basta y, por días, regresa esa ansiedad inexplicable.


Aunque Leona se esfuerza en ocultarlo, Caleb se ha dado cuenta; la conoce y pocas veces se le puede ocultar algo a él. Está preocupado, sobre todo porque ella no le dice nada. Aun así, la deja estar, no quiere presionarla, solo está ahí, cerca. A diferencia de Leona, él está casi seguro de lo que está ocurriendo…



 

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