CAPITULO IV
Maiko se prepara para el campeonato nacional, no solo se juega la medalla de oro sino el puesto para las olimpiadas de invierno, del siguiente año después de la competencia. Tiene muchísima presión encima. Su entrenadora no para de darle caña.
El control de su abuela y el compromiso de boda arreglado, tienen a la pobre con la cabeza hecha un lio, y el deporte, que antes le servía para despejarse, ahora es una obligación incomoda que la pone peor.
Llega el momento difícil del performance, pero, Maiko, no está concentrada y el movimiento aun la pone muy nerviosa.
- Sube la espalda Maiko!! - le dice su coach….. muy tarde...
Salió mal, una vez más y Maiko terminó con la cara en el hielo.
- Llevamos meses practicando y todavía no han logrado terminar la rutina!!?. ¿Que les pasa?, no tengo que recordarles lo que se están jugando aquí..
- Kiyoshi no me ayuda, no puedo permanecer en el aire sino llevas el brazo firme
- Pero tú que me estas contando, sino paras de temblar...
- La culpa es de ambos, se supone son un equipo, aquí si uno lo hace mal el otro también. Tienen que coordinarse, en cada movimiento, como si fuesen uno solo. La confianza es lo mas importante como equipo.
En eso escuchan y ven a Miku que viene corriendo. No tiene buena cara.
- MAIKOOOOOOOOO
Maiko se acerca, no hay buenas noticias.
Toronaga Takamoto murió de infarto fulminante, nadie se lo esperaba.
Si, era mayor, pero gozaba de buena salud. Muchos fueron a su entierro, Toronaga no solo era un veterano de guerra, era amable y se había ganado el cariño de muchos.
Por supuesto, todos susurraban.
Miku, su sobrina no paraba de llorar, pero su hija, no derramaba ni una lagrima.
Maiko se había ganado una fama de caprichosa y fría, y ahí, en el funeral de su padre no paraban de hablar, de ella, como si fuese un ser malvado. Sabía perfectamente lo que hablaban de ella, pero ya no le importaba. Que sabía toda esa gente de ella, suficiente tenía ya, la adolescente, para lidiar con las palabrerías de los demás.
Ella llevaba el dolor por dentro, y eso era lo que importaba, su padre, era lo único bonito que le quedaba, y la había dejado.
Maiko ve por el rabillo del ojo, había alguien más a lo lejos entre los arboles de bambú, pero no pudo distinguir quien era. Su abuela, gruño en señal de reproche. Ella vuelve a su posición, mirando al frente. ¿Había visto algo, o se lo imagino?
El invierno empezaba a sentirse, Maiko, acompañaba a su prometido a una "reunión" con nuevos clientes. No estaba bien, no le gustaba andar de fiestas y mucho menos cuando, apenas hacía unos días, acababa de enterrar a su padre, no la habían dejado llevar su duelo en paz, con tantas responsabilidades y compromisos.
No aguantaba las risas y los chistes malos de Koi, su prometido, de hecho, él, como hombre no le gustaba nada, cada vez sentía mas asco por el.
"Se acabó" y se dispuso a salir del local sin decir nada.
- "gilipollas!! - dice para ella mientras se dispone a ir a su casa, cuando Koi la cogie del brazo con fuerza, justo en la entrada del local.
-- A donde crees que vas!? ¿como se te ocurre hacerme este desplante delante de mis clientes?
- Suéltame!! me voy... estoy harta de todo esto.
- Soy lo único que te queda para que, tu y tu vieja, no queden en la calle. Sin tu padre, mi familia, poco esta interesada en este compromiso.
- No te atrevas si quiera a nombrar a mi padre!... - y trata de soltarse, pero lo hace con tanta violencia que pierde el equilibrio y cae al suelo.
- Ya en casa lo hablaremos, no vas a terminar de dañarme más la noche - y Koi, la deja ahí, mientras, el, entra a continuar con su reunión.
- idiota...
Era temprano aun, Miku había salido con sus amigas y su abuela probablemente ya estaba durmiendo. Maiko extrañaba mucho a Toronaga, pero, al mismo tiempo le daba rabia, una vez más sentía que la habían abandonado. Primero su madre, luego Pinkie y ahora su padre. Cada vez se sentía más sola.
No tenía sueño y poco dormía esos días... fue a prepararse un te relajante antes de ir a la cama, para tomarse sus pastillas a ver si lograba dormir.
Cuando entraba al salón para ir hacia la cocina, vio a una mujer de kimono salir hacia el jardín.
- Abuela, pensé que estabas durmiendo - dice
No obtuvo respuesta, la mujer siguió son hacer ningún caso.
- Abuela!!... - dice mas alto, pero sigue sin tener respuesta.
"Esta vieja cada vez está más sorda" - ABUELAAAAA - llama mas fuerte.
pero al llegar al jardín, no ve a nadie. Hay un total silencio.
- Pero donde se ha metido?
- Abuelaaaaa!?? - sigue buscándola, esta segurísima de haberla visto salir. Eso o se esta volviendo loca.
- hmmmm....
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